Haciendo una no muy profunda retrospectiva sobre mis breves excursiones por el universo televisivo y el ciberespacio (expediciones que con seguridad también ha emprendido todos Uds. apreciados lectores), es muy fácil advertir que siempre tendremos noticias de alguien que dice, con pasmosa seguridad e indignante temple, que o bien posee poderes sobrenaturales de algún tipo que le permiten lograr proezas sin igual, o bien tiene en sus manos un secreto del funcionamiento del cosmos que le permite lograr todos sus deseos y/o tomar las decisiones correctas en función del devenir del supuesto “destino”.
En presencia de la antes referida fauna mística siempre surge una pregunta, una inquietud movida por las más complejas estructuras mentales, que solo siendo soportadas por privilegiados cerebros brillantes de la historia e interminables preparaciones académicas e investigaciones de profundidad inenarrables puede aflorar… Y si Usted tiene poderes sobrenaturales… ¿Qué !&Ç#@! espera para usarlos?!!!. La ironía con la que me he referido al origen de la pregunta tiene como objetivo que fijemos una base común sobre la misma… Claro!! el más mínimo sentido común nos hará preguntarnos eso!.
Entonces, estando totalmente de acuerdo en que nuestra perspicacia innata obliga el cuestionamiento de cualquier pretensión de los “superpoderólogos”, pensemos en los alcances de esta pregunta. Estos supuestos preclaros deberían ser pues base fundamental del avance científico, sociológico e inclusive económico de sus comunidades, naciones y de la humanidad entera. Solo imaginen a una señora entrada en años, luciendo un pomposo peinado y que dice que puede predecir el futuro, adentrándose en su potente visión transtemporal y revelando “Si, si, existe vida extraterrestre en el universo, pero no hemos podido establecer contacto pues debemos utilizar un aparato que se pondrá en funcionamiento en el año 2.137, y que se construye así”, y ¡zaz! se lanza a describir la construcción del artefacto que luego da pruebas de su correcto funcionamiento, ¡un avance descomunal!, o aquel que energiza agua con sus emanaciones providenciales, sometiendo su “producto” a pruebas clínicas metódicas y escrutadas por la comunidad médica mundial para probar su efectividad, logrando así la cura a todas las enfermedades del Homo Sapiens.
Claro está, no podríamos desaprovechar la oportunidad de dar utilidad al contacto post mortem establecido por los mediums, para esclarecer el misterio de como funciona el “otro barrio” y como podemos probarlo desde aquí, mediante el descriptivo relato e un generoso finado, o solicitar línea directa con Jimmy Hoffa para que nos dijera de una vez por todas donde están sus restos mortales. Además podríamos requerir los valiosos servicios de los “profesionales” del péndulo para ubicar con certeza yacimientos de petróleo, fósiles trascendentales en la reconstrucción de la historia evolutiva y volcanes en peligro de erupción entre otras nimiedades.
Visto lo visto, nos encontramos ante una gran disyuntiva, o los poseedores de las facultades extraordinarias que antes referí son unos inmensos egoístas, que solo se interesan por su enriquecimiento, y son incapaces de darse cuenta del potencial cooperativo que tendrían las aplicaciones de sus poderes al espectro humano, o lo que me temo, ninguno de esos fulanos dones ni sus portadores sobrevivirían al juicio escéptico más de un asalto de contraste de afirmaciones y pruebas.
Una evidencia patente de lo que expongo antes, es la ausencia desoladora de casos plausibles que superasen las múltiples pruebas propuestas por muchas personalidades y agrupaciones, que además de ofrecer considerables premios en metálico, brindan a los “patrañólogos” la oportunidad de obtener la credibilidad de la que carecen, sometiendo sus sorprendentes habilidades a los más sencillos exámenes, que de ser superados aportarían elementos de juicio indestructibles de cara a la defensa de sus prodigiosos atributos.
Finalmente solo me resta invitarlos a ejercer su derecho a dudar ante las propuestas increíbles, a menos que se presenten pruebas también increíbles, después de todo hace muchos años le dijeron loco a Julio Verne y finalmente llegamos a la luna.
En presencia de la antes referida fauna mística siempre surge una pregunta, una inquietud movida por las más complejas estructuras mentales, que solo siendo soportadas por privilegiados cerebros brillantes de la historia e interminables preparaciones académicas e investigaciones de profundidad inenarrables puede aflorar… Y si Usted tiene poderes sobrenaturales… ¿Qué !&Ç#@! espera para usarlos?!!!. La ironía con la que me he referido al origen de la pregunta tiene como objetivo que fijemos una base común sobre la misma… Claro!! el más mínimo sentido común nos hará preguntarnos eso!.
Entonces, estando totalmente de acuerdo en que nuestra perspicacia innata obliga el cuestionamiento de cualquier pretensión de los “superpoderólogos”, pensemos en los alcances de esta pregunta. Estos supuestos preclaros deberían ser pues base fundamental del avance científico, sociológico e inclusive económico de sus comunidades, naciones y de la humanidad entera. Solo imaginen a una señora entrada en años, luciendo un pomposo peinado y que dice que puede predecir el futuro, adentrándose en su potente visión transtemporal y revelando “Si, si, existe vida extraterrestre en el universo, pero no hemos podido establecer contacto pues debemos utilizar un aparato que se pondrá en funcionamiento en el año 2.137, y que se construye así”, y ¡zaz! se lanza a describir la construcción del artefacto que luego da pruebas de su correcto funcionamiento, ¡un avance descomunal!, o aquel que energiza agua con sus emanaciones providenciales, sometiendo su “producto” a pruebas clínicas metódicas y escrutadas por la comunidad médica mundial para probar su efectividad, logrando así la cura a todas las enfermedades del Homo Sapiens.
Claro está, no podríamos desaprovechar la oportunidad de dar utilidad al contacto post mortem establecido por los mediums, para esclarecer el misterio de como funciona el “otro barrio” y como podemos probarlo desde aquí, mediante el descriptivo relato e un generoso finado, o solicitar línea directa con Jimmy Hoffa para que nos dijera de una vez por todas donde están sus restos mortales. Además podríamos requerir los valiosos servicios de los “profesionales” del péndulo para ubicar con certeza yacimientos de petróleo, fósiles trascendentales en la reconstrucción de la historia evolutiva y volcanes en peligro de erupción entre otras nimiedades.
Visto lo visto, nos encontramos ante una gran disyuntiva, o los poseedores de las facultades extraordinarias que antes referí son unos inmensos egoístas, que solo se interesan por su enriquecimiento, y son incapaces de darse cuenta del potencial cooperativo que tendrían las aplicaciones de sus poderes al espectro humano, o lo que me temo, ninguno de esos fulanos dones ni sus portadores sobrevivirían al juicio escéptico más de un asalto de contraste de afirmaciones y pruebas.
Una evidencia patente de lo que expongo antes, es la ausencia desoladora de casos plausibles que superasen las múltiples pruebas propuestas por muchas personalidades y agrupaciones, que además de ofrecer considerables premios en metálico, brindan a los “patrañólogos” la oportunidad de obtener la credibilidad de la que carecen, sometiendo sus sorprendentes habilidades a los más sencillos exámenes, que de ser superados aportarían elementos de juicio indestructibles de cara a la defensa de sus prodigiosos atributos.
Finalmente solo me resta invitarlos a ejercer su derecho a dudar ante las propuestas increíbles, a menos que se presenten pruebas también increíbles, después de todo hace muchos años le dijeron loco a Julio Verne y finalmente llegamos a la luna.
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