domingo, 26 de octubre de 2008

Dos Tesoros para un Escéptico

Mediante una sencilla y casi aleatoria búsqueda efectuada entre la multitud de “libros” (por llamarlos de algún modo), que repletan las vidrieras y otros muebles de exposición en establecimientos que se hacen llamar a si mismos librerías, he tenido la fortuna de sumar recientemente a mi biblioteca, auspiciadas por mi muy amada esposa, dos maravillas que con deleite voraz devoré hace pocos días.

En primer lugar les refiero “La Diversidad de la Ciencia”, una recopilación de clases magistrales del maestro Carl Sagan dictadas en el marco de las Conferencias Gifford, efectuadas anualmente en Escocia tratando lo que se denomina Teología Natural y sus distintas vertientes, ocasionando ello una fantástica oportunidad para el genio de Brooklyn al exponerse claramente a las falaces barbaridades de algunos asistentes, tratadas con la calidad propia de su sencilla pero contundente argumentación. Este extraordinario compilado, que amablemente fue conformado por su Viuda Ann Druyan, constituye, a entender de quien escribe estas humildes líneas, una invaluable despliegue de buenas razones para que el pensamiento científico y escéptico nos guíe en el paso por la vida.

El otro tesoro entre la basura que se ha cruzado en mi camino, es un pequeño pero fascinante libro llamado “La Teoría del Todo”, en el cual el Dr. Stephen Hawking transcribe siete conferencias que no tienen desperdicio alguno, exponiendo en su lenguaje irónico y cercano varias de las más complejas ideas sobre el origen del universo como lo conocemos, así como la posibilidad de una Teoría Unificada que nos permita conjugar finalmente la Mecánica Clásica o Newtoniana y la Física Cuántica, según una única percepción de todos los eventos del cosmos a sus distintas escalas.

Espero que estás recomendaciones sean de su agrado, y más aun, que les brinden ideas que mantengan activo su pensamiento crítico… que mejor protección ante las engañifas con que somos bombardeados todos los días!!

miércoles, 22 de octubre de 2008

Ciencia y esoterismo en el estante siete

En muchas oportunidades, acatando el invaluable consejo recibido de un apreciado profesor y que hago extensivo a Uds. apreciados lectores, entro a cualquier librería que se cruce e mi camino para dar un vistazo a todas las estanterías, lo cual es comparable con entrar a una hipotética excavación arqueológica, en la que por el paso del hombre se encontraran montones de basura rodeando extraordinarios tesoros de la civilización humana.

En esas emocionantes inspecciones es muy posible, por no decir que seguro, que hallaremos joyas de cuya existencia no teníamos conocimiento, lo cual nos causará la gratificante sensación de descubrir un oasis en el desierto, en virtud del dudoso material que con seguridad rodeará nuestro fantástico hallazgo.

La rudeza de esta metáfora radica en mi indignación ante la total normalidad con la que en estos establecimientos son confundidos conceptos totalmente disímiles, síntoma inequívoco de la pobreza intelectual que aqueja a las sociedades modernas, en las cuales el más mínimo interés en conocer en profundidad algún tema serio, estigmatiza a cualquier mortal con el fatídico vocablo anglosajón de Nerd.

Esta lamentable y contagiosa mezcolanza se hace patente en la clasificación que se hace de los libros en los establecimientos que los expenden, así como en el absoluto desconocimiento de los dependientes de dichos comercios, sobre lo que debería ser su pan de cada día.

Ante el escenario que expongo ocurren barbaridades como encontrar libros de astronomía y de astrología conviviendo, tanto en anaqueles como conceptualmente en la mente de los vendedores, sugiriendo el exabrupto de que tratan temas similares y desde la misma perspectiva. También es de común ocurrencia que las obras sean clasificadas, en cuanto a temática, de la manera en que el retorcido criterio de algunos encargados de tiendas dicte, obteniéndose resultados tan monstruosos como conseguir libros de la siempre sobrevaluada homeopatía en secciones de medicina, libros de Carl Sagan en áreas dedicadas a la Ciencia Ficción (y no hablo de su novela Contacto), y pasquines donde un señor cuenta como hacerse millonario en dos semanas, dispuestos flamantemente a la entrada del local y señalados como lectura obligada de cualquier ejecutivo exitoso, mientras es usted quien engrosa la cuenta del pretendido experto comprando el sospechoso folleto, que más bien pareciera ser un claro ejemplo del método pseudocientífico propuesto por un servidor en la entrada anterior.

Las aterradoras estructuraciones de las librerías contemporáneas, son lamentablemente apuntaladas por la deplorable atención brindada por los empleados, que lejos de poseer un conocimiento básico sobre lo que tratan cada uno de los textos, o al menos los más importantes, son autómatas que responden a consultas sobre autores o títulos con búsquedas en su sistema de inventarios o abominables preguntas como “¿ese señor Hawkins tiene algún otro libro que usted sepa?”. Lo anterior está aunado a enredos conceptuales imperdonables que podrían causar graves problemas a lectores jóvenes, pues un chico buscando un sencillo libro que trate a un nivel básico de astronomía o dinosaurios, puede salir con un ejemplar de cualquier propuesta de ficción infantil “Best Seller” del momento, dada la sugerencia desquiciada del adoctrinado vendedor, aun cuanto no le aporte ni una pizca de hechos a su criterio en formación.

Imagine usted que el dependiente de una farmacia le diese un laxante indicando que tendrá efectos equivalentes a un analgésico, o que le recomendase una hierba que cura la conjuntivitis y el pie de atleta al mismo tiempo, según la aseveración de su tía Yeya… ¿no cree usted que estaría ante la aterradora estampa de la ineptitud hecha carne?.

Pues bien, así están las cosas respecto a los nunca bien ponderados libros, que en la antigüedad fueron considerados documentos invaluables en lugares como la Biblioteca de Alejandría, pero que hoy, en las librerías modernas, donde una cartilla que sugiera que nuestros problemas de salud se pueden resolver con tres poses de Yoga, o un panfleto que proponga que la “alquimia” es una variante de la química, reposan junto a El Origen de las Especies en la sección de Ciencias Naturales, los verdaderos libros son ignorados, a menos de que se trate del último tratado de algún gurú de la autoayuda que esté en un pedestal a la entrada y venda mucho.

domingo, 12 de octubre de 2008

¡Precaución! Paso de Unicornios

Los procesos mediante los cuales la ciencia y la pseudociencia alcanzan sus conclusiones y las argumentan, vienen por calles muy distintas. Mediante la investigación, cualquier honorable trabajador del quehacer científico acumula elementos de juicio que soporten las ideas propuestas, basando sus conclusiones en pruebas, mientras los charlatanes sustentan sus aseveraciones en… eh… ummmm… bueno prosigamos.

La Ciencia en general se ajusta con rigurosidad al confiable respaldo del
método científico, primero observando los hechos, luego planteando una hipótesis, que finalmente será sometida al implacable escrutinio de la experimentación, la cual arrojará resultados, que una vez comparados con lo propuesto por la conjetura previa, la validarán o demostrarán su falsedad, siendo ambos resultados un rotundo éxito, pues en el primer caso se habrá aprendido un poco más de cómo funciona el universo, mientras que en el segundo se habrá despejado la duda de que lo que originalmente se propuso no describe la realidad, siendo por ende inoperante para predecir resultados futuros del fenómeno en estudio.

Por otra senda muy distinta transitan los timadores que pretenden disfrazar de ciencia sus engañifas, buscando, o bien sesgar los resultados que arrojan sus supuestos “estudios”, o bien proponer “pruebas” imposibles de contrastar, todo ello con el fin último de demostrar que son poseedores de la divina verdad sobre el cosmos, por cuanto usted, estimado lector, debe poner una muy buena suma de dinero en el bolsillo de estos vividores para compartir tan trascendental conocimiento. Mediante el gráfico que se aprecia junto a este párrafo, el cual pede ampliarse mediante un clic, expongo mi visión del método Pseudocientífico, ironía incluida.


Es de suma complejidad alcanzar modelos matemáticos, o de otra índole, que representen con precisión la realidad que nos rodea, permitiendo la caracterización de los procesos naturales y aquellos que no o son, dado que el mecanismo de auto corrección del que es objeto permanentemente la ciencia, siempre dará a conocer, sin pudor alguno, cualquier inconsistencia en la que incurra un noble científico al exponer una hipótesis, por más carismático que este sea. Contrariamente a este totalitarismo de la razón, en la dorada pradera de la pseudociencia es posible seguir adelante con cualquier idea por absurda que sea, pues ningún poblador de ese mágico lugar exigirá validar las pruebas que supuestamente sostienen lo planteado, dado que sabe que estaría expuesto a ser calificado de hereje, racionalista dogmático o materialista, entre otros apelativos según la etapa de la historia contemplada.

Es así como en el terreno de los paranormal y lo espiritual, se brindan explicaciones no comprobables, que poco a poco se van superponiendo, como podría hacerlo un niño cuando pretende siempre tener poderes que superarán sucesiva e infinitamente a su rival de juegos, hasta confeccionar un hermoso mantel de paparruchas que pretenden explicar algo, según el antojo del costurero, logrando encantar a incautos que perciben este baño de falacias como la ilustración más profunda y esclarecedora, pagada con tarjeta de débito, crédito, cheque o claro está efectivo.

Ocurre entonces que, aun cuando sea por distintas trayectorias, ambos móviles pueden llegar a encontrarse ante la atónita mirada de la opinión pública, ocasionándose bruscas colisiones en las que, el potente, robusto y confiable camión de la ciencia, puede hacer trizas al frágil
unicornio que ha llegado allí producto de la hiperactiva imaginación de algún creativo, y la incontenible avaricia de algún estafador. Estos accidentes suele dejar saldos lamentables… en las cuentas de los vendedores del misterio, pues el crédulo seguidor de la caravana de fantasía puede darse cuenta del peligro que corre al continuar su viaje por una vía que no recopila pruebas para luego concluir, sino que concluye y luego se inventa las pruebas. Esperemos pues que cada día mas personas abandonen ese fatídico convoy, por el bien de la posteridad.

domingo, 5 de octubre de 2008

Y Si Usted Tiene Poderes

Haciendo una no muy profunda retrospectiva sobre mis breves excursiones por el universo televisivo y el ciberespacio (expediciones que con seguridad también ha emprendido todos Uds. apreciados lectores), es muy fácil advertir que siempre tendremos noticias de alguien que dice, con pasmosa seguridad e indignante temple, que o bien posee poderes sobrenaturales de algún tipo que le permiten lograr proezas sin igual, o bien tiene en sus manos un secreto del funcionamiento del cosmos que le permite lograr todos sus deseos y/o tomar las decisiones correctas en función del devenir del supuesto “destino”.

En presencia de la antes referida fauna mística siempre surge una pregunta, una inquietud movida por las más complejas estructuras mentales, que solo siendo soportadas por privilegiados cerebros brillantes de la historia e interminables preparaciones académicas e investigaciones de profundidad inenarrables puede aflorar… Y si Usted tiene poderes sobrenaturales… ¿Qué !&Ç#@! espera para usarlos?!!!. La ironía con la que me he referido al origen de la pregunta tiene como objetivo que fijemos una base común sobre la misma… Claro!! el más mínimo sentido común nos hará preguntarnos eso!.

Entonces, estando totalmente de acuerdo en que nuestra perspicacia innata obliga el cuestionamiento de cualquier pretensión de los “superpoderólogos”, pensemos en los alcances de esta pregunta. Estos supuestos preclaros deberían ser pues base fundamental del avance científico, sociológico e inclusive económico de sus comunidades, naciones y de la humanidad entera. Solo imaginen a una señora entrada en años, luciendo un pomposo peinado y que dice que puede predecir el futuro, adentrándose en su potente visión transtemporal y revelando “Si, si, existe vida extraterrestre en el universo, pero no hemos podido establecer contacto pues debemos utilizar un aparato que se pondrá en funcionamiento en el año 2.137, y que se construye así”, y ¡zaz! se lanza a describir la construcción del artefacto que luego da pruebas de su correcto funcionamiento, ¡un avance descomunal!, o aquel que energiza agua con sus emanaciones providenciales, sometiendo su “producto” a pruebas clínicas metódicas y escrutadas por la comunidad médica mundial para probar su efectividad, logrando así la cura a todas las enfermedades del Homo Sapiens.

Claro está, no podríamos desaprovechar la oportunidad de dar utilidad al contacto post mortem establecido por los mediums, para esclarecer el misterio de como funciona el “otro barrio” y como podemos probarlo desde aquí, mediante el descriptivo relato e un generoso finado, o solicitar línea directa con
Jimmy Hoffa para que nos dijera de una vez por todas donde están sus restos mortales. Además podríamos requerir los valiosos servicios de los “profesionales” del péndulo para ubicar con certeza yacimientos de petróleo, fósiles trascendentales en la reconstrucción de la historia evolutiva y volcanes en peligro de erupción entre otras nimiedades.

Visto lo visto, nos encontramos ante una gran disyuntiva, o los poseedores de las facultades extraordinarias que antes referí son unos inmensos egoístas, que solo se interesan por su enriquecimiento, y son incapaces de darse cuenta del potencial cooperativo que tendrían las aplicaciones de sus poderes al espectro humano, o lo que me temo, ninguno de esos fulanos dones ni sus portadores sobrevivirían al juicio escéptico más de un asalto de contraste de afirmaciones y pruebas.

Una evidencia patente de lo que expongo antes, es la ausencia desoladora de casos plausibles que superasen las múltiples
pruebas propuestas por muchas personalidades y agrupaciones, que además de ofrecer considerables premios en metálico, brindan a los “patrañólogos” la oportunidad de obtener la credibilidad de la que carecen, sometiendo sus sorprendentes habilidades a los más sencillos exámenes, que de ser superados aportarían elementos de juicio indestructibles de cara a la defensa de sus prodigiosos atributos.
Finalmente solo me resta invitarlos a ejercer su derecho a dudar ante las propuestas increíbles, a menos que se presenten pruebas también increíbles, después de todo hace muchos años le dijeron loco a
Julio Verne y finalmente llegamos a la luna.